Archivo mensual: noviembre 2012

De Francisco Galvis, Y DEBIÓ SABERLES A CACHO

Contrapunto: Y DEBIÓ SABERLES A CACHO
Por Francisco Galvis Ramos, en Twitter @franjagalvis

La comedia tiene como temas los despechos, la guasa, el pillaje, la ratería, la trampa, etc., e involucran a personas corrientes y no tan comunes que tienen debilidades, depravaciones, vicios y demás cosas parecidas.

La comedia para que sea comedia deber mover a risa, pero nada como la que desataron las tragicomedias protagonizadas, de un lado por el señor Silva Luján ex ministro de Defensa del presidente Uribe y ahora compañero de reyertas del presidente Santos y del otro por el tristemente célebre hampón Yair Klein.

¿Por qué tragicomedias?

¡Sencillo! Porque ambos, Silva y Klein, desataron la hilaridad nacional y tragedia porque desnudaron la calaña de los autores, es decir los vicios del carácter de cada cual.

Lo de Silva estremece. Lo de Klein confirma.

Como en las comedias, estos personajes denotaron en sus palabras carencia de calidad moral y desnudaron de sí las peores perversiones humanas: en Silva, la conducta desleal hacia quien fuera el dadivoso favorecedor y la condición hipócrita con que sirvió en el gobierno y en Klein, el prototipo del mercenario criminal que finge y miente por encargo a costa del daño que produce en los demás.

Uno y otro quedaron chocarreros y, no habiendo nada oculto entre cielo y tierra, algún día se sabrá de quiénes los determinadores de la injuria y la calumnia, del quantum pagado por los miserables servicios y de quiénes los contribuyentes. Obraron con dolo. Resulta válida cualquier suposición.

Los agresores aparecen orquestadamente y al tiempo para distraer al público ante a la oleada terrorista que nos azota y a la inminencia de sucesos que comprometen la dignidad nacional, tales como el fallo de la Corte Internacional de Justicia y la iniciación de conversaciones en La Habana entre los “Kmer rojos” y el frente “Kike Santos” para la rendición nacional. Pero ante todo haciendo parte de una cruzada destinada a contener la fuerza arrolladora del presidente Uribe. ¡Esfuerzos inútiles!

Silva, bellaco insigne. Klein, villano de siete suelas.

Y de malas, debió saberles a cacho. El país casi que en pleno ha reaccionado con sobredosis de energía para castigar las infamias, al punto que las redes sociales estuvieron copadas en la defensa del presidente Uribe, en especial la autopista de la información Twitter, llegándose al caso también que un profeso anti uribista, como Ramón Elejalde Arbeláez, dedicara su columna dominical en El Mundo de Medellín a controvertir los ataques de Klein, cosa que se le agradece y que en esta como en otras ocasiones habla bien de él.

Ante episodios como estos viene a la memoria el señor Pombo cuando escribiera: “… Michín dijo a su mamá, me voy a volver pateta y el que atrevido se meta en el acto morirá…”. Y véase que el par de “michines” murieron víctimas del desprecio que concitan los truhanes en las multitudes.

Aquí los únicos que deberán estar de celebraciones son los mamertos y, obvio, en la Casa de Nariño, en el Congreso y ciertos ex magistrados por supuesto.

Tiro al aire: “Aunque seas tan casto como el hielo y tan puro como la nieve, no escaparás de la calumnia.” William Shakespeare.

contrapuntomedellin.worldpress.com

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De Raúl Tamayo Gaviria, EL METRO ES NUESTRO ORGULLO

Por RAÚL E. TAMAYO GAVIRIA | Publicado en elcolombiano.com.co el 17 de noviembre de 2012.

El Tatabro le decíamos a uno de los conductores de la Secretaría de Tránsito que después pasó a la Secretaría de Obras Públicas del Municipio de Medellín. Tatabro era un hombre correcto y buen compañero, con un nivel de educación muy bajito y un hablado de media lengua que se «comía» algunas letras al hablar, lo que lo convertía en el centro de las tertulias entre los conductores que se lo gozaban.

Cierto día, el Tatabro le preguntó a su jefe, Gerardo Emilio Duque :

– Hombe, dotó, ¿cuánto vale un misubichi?

– Eso depende del estado en que esté. El modelo, el año, la pintura, la fuerza. Depende de muchos factores. Puede valer entre diez y ochenta millones de pesos.

– Hombe, este dotó si es bruto. Cómo va a valer un misubichi de camarones entre diez y ochenta millones de pesos.

Gerardo soltó la carcajada al comprender que los dos estaban hablando de cosas tan distintas.

Hace unos días, el columnista Jaime Andrés Jaramillo hacía una severa crítica al sistema Metro, por las incomodidades que se presentan por las eternas filas en algunas estaciones y la lentitud de los cajeros. El columnista invitaba a no creer en la «Cultura Metro» en una posición anticívica, en mi opinión. Afortunadamente, después apareció en El Mundo un artículo del doctor Rubén Darío Barrientos que opina todo lo contrario de Jaramillo y controvierte la columna de Jaime Andrés. Es decir, que mientras el uno está pensando en un vehículo misubishi, el otro está pensando en un ceviche de camarones.

El Metro es nuestro orgullo. Se ha convertido en una especie de emblema de antioqueñidad que nos hace mirar por encima del hombro a los demás compatriotas de otras urbes colombianas que no han logrado tener un sistema tan eficiente y necesario como nuestro Metro.

Cuando veo pasar los vagones del Metro, se me vienen a la cabeza varias preguntas:

¿Qué haríamos en Medellín si no lo tuviéramos? ¿Cómo se estarían movilizando esas seiscientas mil personas que diariamente usan nuestro Metro? ¿Cuántos buses se necesitarían para transportar a esa gente y cuánto estorbarían en las calles, congestionando y contaminando el aire?

En cuanto a la «Cultura Metro», lo que deberíamos hacer es promoverla en todos los rincones de nuestra ciudad. Cultura Metro en las calles, en los restaurantes, en los buses y taxis. Respeto y limpieza son practicados por los pasajeros de ese querido sistema de transporte, que es orgullo de todos los antioqueños.

En cuanto a las filas en las estaciones, ya se les ocurrirá a los eficientes funcionarios que tiene el doctor Márquez, la manera de agilizar las ventas de tiquetes, multiplicando los expendios de tarjetas cívicas en diferentes lugares, aun por fuera de las estaciones.

ÑAPA: Hoy se reúnen los santuarianos en un gran homenaje al ilustre hijo de esa querida tierra, doctor Rafael María Giraldo Zuluaga , varias veces gobernador de Antioquia y gran patriota que hace 150 años murió defendiendo al Partido Conservador y al país en la batalla de Santa Bárbara.

OTRA: Dice Jorge Iván Gómez que entre los cónyuges no existe parentesco de afinidad, como dije al referirme a la inhabilidad para la firma de la concesión al esposo de doña Beatriz White , pero la inhabilidad sí existe, y muy grave.

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De Federico Hoyos S., PELEAS QUE NADA APORTAN

Por FEDERICO HOYOS SALAZAR | Publicado en elcolombiano.com.co el 17 de noviembre de 2012.

Cuenta el gran escritor austriaco Stefan Zweig , en su obra sobre la vida y época de San Ignacio de Loyola , que minutos antes de la batalla de Pamplona entre las tropas españolas y las navarras, a unos metros de donde estaba ubicada la artillería que dispararía contra las gruesas murallas de la ciudadela, un grupo de toscos soldados franceses intentaban ahorcar a un soldado suizo por una venganza personal.

Sólo por la intercesión de un superior que demandó al grupo de franceses enfocarse en el asalto a la ciudad y dejar a un lado la querella personal, fue posible que el suizo quedara libre y así pusiera su talento al objetivo común de toma de Pamplona. Cuenta la historia que la experticia del soldado suizo con los cañones, fue lo que logró el éxito de esta crucial batalla. Una pelea personal y la sed de venganza de unos pocos, casi acaban con el hombre decisivo para derrotar al enemigo común.

Recordé este pasaje del libro, ante el enfrentamiento entre el exministro de Defensa Gabriel Silva y el expresidente Álvaro Uribe a propósito de la controversial columna de opinión publicada en un diario bogotano, en donde el exministro critica con toda la dureza a Uribe.

Dicha columna de opinión ha volcado la atención de la opinión pública frente a este enfrentamiento que si se mira con cabeza fría y reposo, es intrascendente para el país.

Es cierto que como en el caso del libro citado, hay un afán de unos pocos por acabar con la honra y prestigio del expresidente Uribe, sí; es importante que tanto él como sus seguidores defiendan lo que consideran son acusaciones injustas y desproporcionadas, claro. Pero, de ahí a que la atención nacional se enfoque en este tema es una exageración que no conviene, pues se pierde el foco sobre lo fundamental.

Como en el caso de la batalla de Pamplona, el objetivo hoy debe ser por el bien común y no por un tema personal de pocos. En Colombia el propósito debe ser otro diferente al de acusar a diestra y siniestra al expresidente y por el contrario, centrarse en los temas más urgentes.

Hay un enorme e innecesario desgaste de algunos en dar una batalla política en contra del gobierno anterior, cuando deberían gastar su tiempo por el desarrollo de Colombia. No está de más recordar a esos personajes que los enemigos de Colombia son la pobreza, el terrorismo y la corrupción, no el expresidente.

La opinión pública y los medios de comunicación deberían enfocarse en temas de verdad trascendentales como: el proceso de paz y las explicaciones por el caso de Interbolsa y el litigio con Nicaragua.

Hay una profunda división y desgaste tanto de parte de miembros del gobierno como de sectores de la opinión nacional en temas que son ajenos al interés del ciudadano de a pie. El llamado es para apuntar al objetivo común y dejar a un lado lo que desconcentra, cansa y no beneficia al país.

@FedericoHoyos

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De Johel Moreno, EL PUENTE EN EL LUGAR EQUIVOCADO

Publicado en elcolombiano.com.co el 15 de noviembre de 2012

A escasos seis meses de estar en servicio el puente de la 4 sur, aún está por demostrarse el beneficio real que en materia de movilidad le iría a aportar a la ciudad, particularmente a la comuna de El Poblado.

Pero la verdad es que a juzgar por las congestiones viales que se presentan a diario en zonas que antes de su construcción no tenían, no aparecen los beneficios de la enorme inversión.

Una obra que no solo resultó desproporcionada en sus dimensiones, sino también en su costo final, superior a los $205.000 millones, es una cifra que si tomamos como referente el costo de ampliación del puente de la 33 (a cuatro carriles más) y que fue de $ 9.300 millones, se hubiesen podido construir al menos cinco puentes de seis carriles sobre el río.

Una inversión que no se compadece además con el costo ambiental ni el daño ecológico causado por el «entamboramiento» de la quebrada La Sucia y el «arrasamiento del lote de los guayabos» para construir una plataforma de ocho carriles que ha permitido llegar más rápido a puntos neurálgicos y formar nudos impresionantes en las horas de intenso tráfico, son hechos tozudos que desvirtúan la validez de los estudios de Modelación de tráfico que supuestamente realizó la administración municipal antes de embarcarse en tamaña obra.

Y como era de esperar, ni la carrera 43C ni la calle 2 Sur del sector de El Poblado, son arterias viales que justifiquen haberles construido un puente de tal magnitud, pues a una vía de apenas dos carriles, no le cabe el volumen de tránsito que le aportan ocho carriles, generándose así «cuellos de botella» permanentes.

Pero es que los puentes sobre el río son esenciales y necesarios en la medida en que se les garantice continuidad vial actual o futura de arterias hacia el oriente o hacia el occidente.

Razones por demás para que en ese sector nunca fuese considerada una solución de puente ni reservado fajas para los enlaces.

Que el costo de la estructura sobre el río, estimado en $70.000 millones, fue asumido por el Municipio, y que sólo la diferencia será derramada por valorización no es argumento válido, pues de cualquier forma, se trata de dineros públicos cuya destinación se debió analizar con todo el rigor técnico para así maximizar los beneficios sociales y económicos de los impuestos o de las contribuciones.

Haber explorado otras opciones de inversión como intervenir por ejemplo el Corredor Multimodal del Río para adecuarlo a un plan que desde hace más de seis décadas ha sido formulado, aún continúa en los anaqueles al predominar la política de no construir obras que a una administración no le sea posible cortar la cinta y, por eso, continuamos recogiendo las consecuencias de la improvisación por la ausencia de una planeación adecuada.

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De Sergio Araújo, LA LISTA DE URIBE

Por: Sergio Araújo Castro
@sergioaraujoc

Tomado de elpaisvallenato.com

Es perverso afirmar que Uribe «está dudando» lanzarse al Senado porque pueda perder el fuero. Lo publican malévolamente para insinuar que el fuero es sinónimo de impunidad. No creo que Uribe tenga por qué temer a la justicia. Quizá lo aflijan las injusticias cometidas por algunos operadores judiciales politizados. Eso sí.

En la práctica, si Alvaro Uribe es elegido Senador, no «pierde el fuero» sino que a partir de la elección a Senado, su investigador y juez constitucional -así como de todos los parlamentarios- empieza a ser la Corte Suprema de Justicia. Pero solo desde la elección y sobre hechos ocurridos con inmediata posterioridad a ese evento. Esa competencia de la Corte no es retroactiva ni cobija episodios pasados.

Todo indica que el Presidente Santos será reelegido; así las cosas, sería ideal para nuestra robustez democrática que Uribe encabezara una lista al Senado de la República y ejerciera la oposición institucionalmente, aunque mantenga activo el twitter.

¿Por qué más Uribe? Para responderlo hay que desmenuzar las razones de su gran calado popular e ir descifrando si lo negativo que le achacan tiene asidero. Veamos…

Para empezar, es mentira que Uribe haya derechizado el país. Lo que pasó fue que trajo el pensamiento de la provincia al poder, que es abrumadoramente mayoritario en Colombia. Quizá antes no se veía, porque los medios de comunicación han sido un nicho de la izquierda, y así comunican. No es que la prensa sea guerrillera, pero si mayoritariamente izquierdista, lo cual no es malo per se. En realidad es una constante en el mundo.

Cuando Uribe llegó al poder, con él no solo llegó el poncho y el sombrero sino una manera de ser rural y provinciana que, no es únicamente Paisa sino nacional, pues se parece a esa Colombia que posee un talante distinto al de la aparentadora Bogotá, donde el mundo está dividido por estratos y las sonrisas no siempre son sinónimo de agrado, sino frecuentemente un antifaz para el alma.

Uribe se conectó con la gente porque habla con la misma franqueza y pragmatismo del país tradicional y campesino que, con diferencias gastronómicas, de acento y música, pondera por igual el valor de la palabra y la cero distancia que hay entre el pensamiento y la voz.

El expresidente es imbatible en las encuestas de favorabilidad porque encarna valores admirables para la mayoría, que no son catar vinos, vestirse de Zegna, ni tararear a McCartney en Inglés o comprar corbatas Charvet y Hermés para descrestar en restaurantes de $150.000 pesos el puesto. No. Lo que la gente común ve en Uribe es que se les parece a ellos en su claridad, en su sencillez, y en su estilo «frentero». Admiran que conoce al detalle la geografía y la vida nacional; entienden su lenguaje simple y celebran esa forma práctica de resolver los problemas, sin dar vueltas, que sus detractores peyorativamente llamaban «microgerencia». En él la gente ve un hombre, ajeno a lo superfluo, que se parece a la Colombia real.

Y se parece… Pero posee una dotación adicional que revuelve el estomago a sus malquerientes, porque así sea sencillo hasta lo campechano, Uribe sabe de economía, de finanzas, leyes, historia, poesía, literatura, de banca, de actualidad.. ¡de todo! Y combina sus modos de montañero antioqueño con una particular capacidad de trabajo y estudio que nutre su bagaje de estadista. Un estadista «acampesinado» quizá, pero sin lagunas en una formación maciza que lo protege de «carretazos» y especuladores.

Ese líder que convoca multitudes tras 10 años de desgaste, está joven todavía, tiene ganas de liderar y mucha gente quiere ser liderada por él. No obstante, la Constitución prohíbe reelegirlo, por eso la manera lógica de canalizar su liderazgo es el Parlamento. Al fin y al cabo, en varios países los exgobernantes son congresistas vitalicios por derecho propio.

Pararse en uno de los tres puntales de la democracia, y ejercer una oposición responsable, al tiempo que se trazan políticas para que su corriente de pensamiento trascienda y no quede «encapsulada» en su persona, es una opción productiva para un hombre con las energías intactas y una gran experiencia frente al Estado. De paso, liderar una bancada de oposición bien articulada sería novedoso y rompería la deformación en la cual la «persuasión presidencial» bombardea la independencia del Congreso. Sin duda allí mismo descollarían nuevas figuras, que hacen mucha falta en un horizonte político dominado por las trivialidades caricaturescas de Armandito y Roy.

El fenómeno de una lista a Senado que saque alrededor de 4 millones de votos, transformaría el desempeño del parlamento, pues elegiría más de 40 Senadores, y nos dejaría en una situación donde la oposición -liderada por Uribe- controlaría el Senado, pero la Cámara sería Santista-gobiernista con una mayoritaria representación del Tutti-Frutti de la Unidad Nacional. La alta política recobraría su dimensión, gestándose así una verdadera reingeniería a la conducta del parlamento.

Para que eso pase, es necesario que Uribe encabece una lista cerrada y ponga los votos de su inmensa popularidad. También que afine su criterio para conformarla, no con quienes sumen votos -esos lo pone él- sino con personas identificadas con su visión de país, que tengan solidez ideológica, no se vendan por puestos ni sean trashumantes políticos. Gente de los gremios, de las regiones, de los medios, de la vida real; gente a la que le duela la gente y encarne lo que simboliza el liderazgo de Uribe. Jóvenes que prometan, y también gente mayor cuya experiencia un país no debe desperdiciar por acoger postulados enclenques sin significado real como «renovación y cambio». Personas con voz firme y entereza para ser contraparte y opción de poder, frente a un gobierno que nos conduce bajo la inconveniente embriaguez del unanimismo.

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De Francisco Galvis, GABRIEL SILVA LUJÁN

Chisgarabís!,

zascandil!

y mentecato!

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De Tata Cabello, DE «OPORTUNISTAS Y TREPADORES»

Por Tatiana Cabello Flórez @tatacabello

Publicado en elheraldo.co de Barranquilla

En su columna de opinión, el exministro de Defensa Gabriel Silva Luján se fue lanza en ristre contra su antiguo jefe –pero no su amigo y líder natural– el expresidente Álvaro Uribe Vélez: “A los colombianos nos tocará aceptar que hay dos Uribes: uno es el Presidente que tanto hizo por Colombia y que tanto admiramos; el otro, un político que está dispuesto a acomodar la verdad para recuperar el poder”. Lo hizo en el marco de responderle al expresidente su discurso en la pasada asamblea del Partido de La U. Duro y muy fuerte. Irrespetuoso para mi gusto. Cada día que pasa nos polarizamos más. Y con ello, una pérdida de valores.

En pocas palabras le dijo mentiroso a Uribe. Y destapó, de paso, otra pelea política en el país. Por un lado, la total aprobación del presidente Juan Manuel Santos, que retuiteó la columna de Silva. La justa reacción del expresidente Uribe, y las voces que no se callan y toman posición en las redes sociales.

Silva Luján es tal vez, el santista más santista de los que rodean al presidente Juan Manuel Santos. Ha sido su amigo fiel y más leal seguidor. Yo creo varias cosas del exministro Silva: que fue un mal ministro de Defensa, un mal cafetero, un mal costeño –cómo me duele– y ahora, un mal vocero de lo que Santos no se atreve a decir. Me parece gris. Sí, gris. Oportunista.

¿Qué pasó en el Gobierno Nacional que esperaron 15 días, vía Silva Luján, para responder a Uribe su discurso? ¿Efecto retardado? ¿O la estrategia política de la Casa de Nariño ya no funciona como una locomotora? O, al contrario, ¿es una estrategia para calentar aún más los ánimos?

Comparto la posición de Uribe cuando respondió a la infortunada columna del ex Ministro en entrevistas radiales: “En la política hemos quienes luchamos consecuentemente y nos sometemos al voto popular, y hay oportunistas y trepadores que cambian aparentemente de parecer para que los nombren con tal de trepar y finalmente son inútiles, y esa inutilidad la tapan con sofismas en los periódicos” y “Uno ante los oportunistas de cuello blanco, que son inútiles en las responsabilidades y sofistas en los periódicos, no tiene reacción… Les interesaba ser ministros porque aparentaban estar de acuerdo en considerar a las Farc terroristas y hoy las legitiman garantizándoles que son parte del conflicto”. Pero fue mucho más allá y contó una anécdota en un aeropuerto donde Silva se escondió para no saludarlo: “Oportunista, inútil y sofista, en aeropuerto de Miami, pagaba escondidijos para que yo no lo viera, le grité “adiós Ministro, ¿cómo va?”.

No me gusta el tono, no me gusta el rumbo del país lleno de atropellos, y mucho menos me gusta el irrespeto. Creo firmemente en la democracia, pero con insultos no encaminamos a Colombia.

Sigo sin entender cómo, algunas personas que hicieron parte en algún momento del gobierno Uribe, salen a criticar precisamente los temas de los cuales fueron protagonistas. Y sí, exministro Silva, con el respeto que me caracteriza, le digo que la seguridad democrática sí se está acabando, esa misma seguridad democrática que usted ayudó a construir. ¿O le muestro las noticias del Cauca, Antioquia, y sin ir muy lejos, las de mi región –el Cesar–, donde no solo matan por robar un celular sino que la narcoguerrilla de las Farc hacen retenes a 15 minutos de Valledupar, secuestran y matan?

Algún ‘genio’ hace unos años dijo que «la política es cambiante», y no se equivocó.

Por si acaso: Es la segunda vez que se corre el cronograma de fechas para el proceso de paz. ¿Aún tenemos que seguir creyendo y tragándonos esos sapos?

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¡Recomendado! De Carlos Lopera Gutiérrez, LOS MIL SANTOS

Publicado en elcolombiano.com.co el 14 de noviembre de 2012

Carta abierta a Gabriel Silva Luján:

Estimado Gabriel:

He seguido de cerca tu carrera como gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, como Ministro de Defensa, y ahora como Embajador. También leí una columna en la que a tu exjefe, el expresidente Álvaro Uribe , le dices, entre otras cosas, amnésico y mentiroso.

Como sospecho que escribiste poseído por el espíritu de algún lagarto, y que probablemente lo que dices es útil para masajear a tu actual jefe, el presidente Santos, no voy a contradecirte para no despertarte de ese sueño de «prosperidad democrática» del que ahora disfrutas en Washington.

Quiero, mejor, aprovechar esta oportunidad para recordarte que Uribe no podrá ser tu jefe, por lo que debes despreocuparte por esto que dices en tu columna: «hay dos Uribe: uno es el Presidente que tanto hizo por Colombia y que tanto admiramos; y el otro, un político que está dispuesto a acomodar la verdad para recuperar el poder».

Estimado Gabriel, creo que ahora lo importante no son los dos Uribe. Lo importante es que identifiques a cuántos Santos te tendrás que acostumbrar. Yo te ayudo con algunos Santos que conozco:

Hay un Santos que le agradecía a Uribe el puestico en la Presidencia, mientras por detrás nombraba a sus contradictores. Contamos con un Santos al que se le olvidaron los refugios guerrilleros en los países vecinos y que apoya las dictaduras.

Existe otro Santos que impulsa reformas y, si se le caen, dice que es por culpa del Congreso.

Tenemos otro Santos que para evitar caer en las encuestas, en las reformas, no puede contradecir a estudiantes, médicos ni sindicatos.

Existe un Santos que desconoce el aumento del terrorismo. Tenemos un Santos que no idea estrategias diferentes y efectivas contra el secuestro y las vacunas.

Hay Santos de todos los colores y sabores.

El Santos que a mí menos me gusta es ese que en la mañana dice tener la seguridad controlada y en la tarde rechaza la muerte de los soldados.

El Santos que más me preocupa es el que por su poca lealtad, siempre tendrá que dar explicaciones.

Estimado Gabriel, finalizas tu columna con una recomendación: «Si se quiere un modelo de paz, progreso y democracia para el campo, no hay que ir a La Habana, basta con copiar las instituciones cafeteras para todo el agro».

Con tu exótica recomendación, veo que existen otros dos Santos.

El primero es ese Santos que no entiende tus columnas, pues envía negociadores a La Habana.

El segundo es un Santos que afortunadamente no te hace caso, pues de replicar tu modelo cafetero para todo el campo podríamos acabar con todo el agro, de la misma manera que está desapareciendo el café en Colombia.

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De Alberto Velásquez Martínez, LOS APÁTICOS

Publicado en elcolombiano.com.co el 14 de noviembre de 2012

Sigue buscándose la paz en medio de encuestas que revelan una opinión pública que emocionalmente apoya el proceso y otra que racionalmente no cree en los resultados positivos de las negociaciones. Se busca con el telón de fondo de un fuego cruzado y de escaramuzas demenciales.

Sin desmayos hay que persistir en la paz. «Hay pueblos, decía Álvaro Gómez , que han llegado a la paz por aburrimiento de la violencia». Y agregaba: «El dogmatismo que impone un solo camino para llegar a la paz, más bien conduce a la guerra… Si un solo camino no conduce, se ensaya otro… Los dogmatismos restringen la paz y a la política le quitan grandeza…».

¿Qué piensa el conservatismo de estos conceptos de quien fuera su candidato presidencial en varias ocasiones? Y además jefe importante de alguna de sus facciones en que estuvo dividido el partido, cuando tenía caudal y fuerza suficientes para darse el lujo de plantear alternativas diferentes en la conducción de esa colectividad.

El conservatismo nada dice sobre la paz como contribución propia y original al debate. Va subido y distraído en el tren de la mesa de la Unidad Nacional. Su mente está en otra parte. Actúa como comodín en la baraja incompleta de la burocracia estatal.

¿Qué diferencia hoy al conservatismo de otros partidos? ¿Qué piensa, no solo sobre la agenda de paz, sino en materia social, económica y de manejo del Estado?

Parece que poco o nada. Carece de vocación de poder. Está amodorrado sobre la plantilla de los puestos públicos. Es un partido distraído, como si estuviera jugando al escondrijo. Metido en un laberinto con pocas opciones de salir. Produce tedio y bosteza como en el poema irónico del tuerto López.

Con esa apatía en su papel de gregario, ¿tiene futuro como colectividad atractiva y dinámica en este siglo XXI? ¿Tiene capacidad para ganar nuevos contingentes de los que a diario irrumpen con nuevas expectativas y necesidades en la actual sociedad colombiana?

El conservatismo sigue estacionado. Embozaladas sus directivas. Estas no suenan ni truenan en lo nacional ni en sus organizaciones regionales.

Y es tan pobre su actuación en la comedia política, que en las encuestas sobre los mejores congresistas, no ubica ninguno entre los diez primeros.

En Colombia, como dijo alguna vez un jefe de esa colectividad, hay más conservatismo que partido. Hay más gente que piensa en valores como la institucionalidad, la equidad, el orden, la justicia social, las libertades en la economía, sin sentir atractivo por matricularse en la colectividad que antes predicó y cumplió con estos objetivos incorporándolos a sus agendas de gobierno. Hoy ya son ideas que se quedaron expósitas y sin dolientes.

Hace algún tiempo se habló de una reingeniería en el conservatismo. Se nombraron comisiones para realizar tal cirugía, de las muchas que abundan y poco operan en el país. No sabemos qué hubo de productivo en ese intento para renovar y remover escombros.

O si se llegó a la conclusión de seguir actuando, para mayor comodidad, con ideas prestadas y ser miembro de una empresa política compartida en donde la iniciativa de partido se difuminó como por encanto.

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ORGASMO MASCULINO SIN EYACULACIÓN: ¿UN MITO?

Vía @minuto30com Con información de enbuenasmanos.com

“Si hablar del orgasmo es hablar de algo enigmático, en los hombres esto parece zanjarse un poco porque se confunde el orgasmo con la eyaculación”, analiza el licenciado Gabriel Rolón en su último best seller. Inseguridades, dudas y exigencias que cierran el encuentro sexual.

mito msaculino Orgasmo masculino sin eyaculación: ¿Un mito?Podemos entender que el placer estaría en la descarga de la tensión acumulada y que el fin de la relación sexual es entonces el orgasmo. Pero si esto es así, ¿por qué, entonces, muchos lo alejan y lo posponen en el tiempo lo más que pueden? ¿Por qué si el placer está en la disminución de la tensión se disfruta tanto de una tensión extrema que psíquicamente debería ser vivida como displacentera?

Podríamos decir que esto se da, tal vez, porque en la sexualidad se juega un más allá del Principio del Placer, lo cual explicaría por qué el orgasmo tiene algo de doloroso. Basta con ver el descontrol, el pulso que se acelera, los gemidos, los gestos del rostro, para entender que algo de esto hay. De hecho, los niños en sus fantasías imaginan que el acto sexual es algo agresivo. Y no debe de extrañarnos, sobre todo si pensamos en las manifestaciones físicas y verbales que lo acompañan.

Ahora bien, si hablar del orgasmo es hablar también de algo enigmático, en los hombres esto parece zanjarse un poco porque se confunde el orgasmo con la eyaculación. ¿Pero esto es así? Me pregunto cuántas veces alguien eyacula y sin embargo el placer obtenido no ha sido demasiado grande, sino que se trató solamente de una descarga seminal provocada por ciertos estímulos corporales, pero sin la aparición de la sensación fuerte, casi descontrolada que produce el orgasmo, mientras que otras veces esas sensaciones sí aparecen aun en ausencia de eyaculación.

Esto no siempre se entiende, por eso hay veces que luego de una relación maravillosa, pero en la que el hombre no eyaculó, la pareja suele preguntarle: “¿Y, vos, no vas a terminar hoy?” Y aunque él le jure que está en el cielo y que pasó un momento increíble, puede que ella no se conforme con esto e insista: “Sí, claro. Pero ¿no vas a terminar… No te gustó?” En esos casos, lo que se exige es una prueba, casi diría una garantía de que el hombre lo ha pasado bien.

Del mismo modo, también algunos hombres, por supuesto hablo de aquellos cuya elección es la heterosexualidad, necesitan constatar que su pareja ha disfrutado del encuentro sexual pero, como ni siquiera tienen esa prueba engañosa de la eyaculación, es que suelen ser más inseguros y les cuesta eludir la pregunta: “¿Y, llegaste? Pero no me mientas, decime la verdad”.

Y muchas veces, aunque se le diga la verdad, ésta no alcanza para convencerlo. Por eso, esta idea estereotipada que circula sobre el fingimiento del orgasmo femenino tiene en realidad dos posibles motivos: el primero de ellos es tranquilizar al otro demandante que quiere escuchar que ha estado a la altura de las circunstancias. Como si con los gritos exagerados se le estuviera diciendo: “¿Así está bien? ¿Estás tranquilo? Vos decime cuántas veces lo necesitás y yo te lo doy”.

El otro motivo posible, el de la mentira, suele ser que muchas mujeres se avergüenzan de no llegar al orgasmo. Como si hubiera algo que está mal en eso, como si fueran menos mujeres. Entonces el fingimiento viene a cubrir lo que ellas viven como una falencia personal. Pero, tanto en ambos casos, la problemática que se pone en juego es la de la inseguridad, ya sea de uno o del otro.

La respuesta ante la demanda de la comprobación del orgasmo del partenaire sexual aparece entonces como un modo de encontrar tranquilidad ante la ausencia de un saber posible sobre la sexualidad. Y esto se liga a la falta del instinto en el hombre.

¿Ustedes imaginan a un perro preocupado por saber cómo la pasó la perra? Seguramente, no; porque allí sí, hay un saber sobre el cómo, el cuándo y el porqué del encuentro sexual. En cambio, como en la naturaleza de la sexualidad humana no hay un saber natural, el partenaire intenta averiguar hasta dónde ha llegado a satisfacer al otro, cómo ha estado, qué clase de amante es; en otras palabras, cuál es, sexualmente hablando, su lugar de importancia para el otro.

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